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martes, 20 de marzo de 2007

Thomas Nagel - Relacion mente cerebro

¿Cuál podría ser la relación entre conciencia y cerebro?


Todos sabemos que lo que sucede en la conciencia depende de lo que sucede en el cuerpo. Si te golpeas un dedo del pie, te duele mucho. Si cierras los OJOS, no puedes ver lo que está enfrente. Si muerdes una barra de Valor, te sabe a chocolate. Si recibes un golpe en la cabeza, pierdes el sentido.
Las pruebas señalan que para que algo suceda en tu mente o en tu conciencia, algo tiene que ocurrir en tu cerebro. (No sentirías dolor alguno al golpearte el dedo del pie si los nervios de la pierna y la espina dorsal no condujeran los impulsos del pie al cerebro.) No sabemos qué pasa en tu cerebro cuando piensas: "No sé si tendré tiempo de cortarme el pelo en la tarde". Pero estamos bastante seguros de que algo pasa, algo que implica cambios químicos y eléctricos en los miles de millones de células nerviosas de que está compuesto el cerebro.
En algunos casos sabemos cómo afecta el cerebro a la mente y cómo afecta ésta al cerebro. Por ejemplo, sabemos que estimular ciertas células del cerebro situadas en la parte posterior de la cabeza produce experiencias visuales. Y sabemos que cuando decides servirte otra rebanada de pastel, ciertas células cerebrales envían impulsos a los músculos de tu brazo. No conocemos muchos detalles, pero es claro que hay complejas relaciones entre lo que sucede en tu mente y los procesos físicos que se dan en tu cerebro. Hasta aquí todo pertenece a la ciencia, no a la filosofía.
Pero hay una pregunta filosófica sobre la relación entre mente y cerebro: ¿Tu mente es algo distinto del cerebro, aunque esté conectada a él, o es el cerebro? ¿Los pensamientos, sentimientos, percepciones, sensaciones y deseos ocurren además en todos los procesos físicos en tu cerebro, o forman ellos mismos parte de dichos procesos?
¿Qué sucede, por ejemplo, cuando muerdes una barra de chocolate? El chocolate se disuelve en tu lengua y causa cambios químicos en las papilas sugestivas, las cuales envían ciertos impulsos eléctricos por los nervios que van de tu lengua al cerebro, y cuando estos impulsos llegan a éste producen allí otros cambios físicos; finalmente, percibes el sabor a chocolate. ¿Qué es eso? ¿Puede ser tan sólo una transformación física de algunas células cerebrales?, o tiene que ser algo completamente distinto?
Si mientras comes una barra de chocolate un científico quitara la parte superior de tu cráneo y mirara tu cerebro, todo lo que vería no sería más que una masa gris de neuronas. Si usara instrumentos para medir lo que sucede dentro, detectaría complicados procesos físicos de muchas clases diferentes. Pero, ¿encontraría el sabor a chocolate?
Al parecer no podría encontrarlo en tu cerebro, porque tu experiencia de saborear chocolate está encerrada en tu mente de tal modo que hace imposible que alguien pueda observarla, aunque abra tu cráneo y mire tu cerebro. Tus experiencias están dentro de tu mente con un tipo de interioridad que difiere del modo en que tu cerebro está dentro de tu cabeza. Alguien puede abrir tu cabeza y ver lo que hay dentro, pero no abrir tu mente y mirar en su interior; en todo caso, no de la misma forma.
No se trata tan sólo de que el sabor a chocolate sea eso, un sabor, y de ahí que no pudiera ser visto. Supongamos que un científico estuviera lo bastante loco para tratar de observar tu experiencia de saborear chocolate lamiendo tu cerebro mientras comes una barra de chocolate. Ante todo, probablemente tu cerebro no le sabría para nada a chocolate pero, aunque fuera lo contrario, no habría logrado introducirse en tu mente y observar tu experiencia de saborear ese chocolate. Sólo habría descubierto que, por extraño que parezca, cuando pruebas chocolate tu cerebro cambia de tal modo que les sabe a chocolate a otras personas. Él tendría su sabor a chocolate, y tú, el tuyo.
Si lo que sucede en tu experiencia está dentro de tu mente de una forma en la cual no está lo que ocurre en tu cerebro, parece que la experiencia y otros estados mentales no pueden ser sólo estados físicos del cerebro. Debe haber algo más en ti que tu cuerpo con su activísimo sistema nervioso.

Cuestiones:

Clasifica los enunciados siguientes según describan un hecho físico o uno mental:
Delante de mí hay una mesa.
Tengo la sensación visual de una mesa colocada delante de mí.
Estoy enamorada/o. Mi chico/a es muy alto/a.
Los naranjos están florecidos.
Me parece que he olvidado las llaves.
El Instituto donde estudio está en Alicante.
Creo que aprobaré esta evaluación.

¿En qué te has basado para realizar la clasificación anterior? ¿Qué característica común poseen los hechos físicos que no poseen las entidades mentales? Si no tienes claras las respuestas a estas cuestiones, responde a las siguientes y vuelve después:
¿Puede ponerme tu jersey? ¿Por qué?
¿Puedo ver la sensación visual que tienes tú del jersey? ¿Por qué?
¿Puedo tener tu dolor de muelas? ¿Por qué?
¿Puedo coger tu dentadura? ¿Por qué?
¿Puedo robarte la cartera? ¿Por qué?
¿Puedo (en un sentido literal, no metafórico) robarte tu enamoramiento? ¿Por qué?
¿Cuál es la pregunta científica y cuál es la pregunta filosófica sobre la relación entre la mente y el cerebro?

1 comentario:

Benito Camelas dijo...

Hola.

Soy estudiante de psicología, el problema cerbero-mente, es muy complejo. Por una parte está claro que la mente, tus sensaciones, tus experiencias, son únicas, que nadie puede sentirlas igual que tú, ni observarlas; por otro lado está claro que si estimulas la corteza motora primaria tus músculos se contraerán, que si te golpeas el lóbulo occipital en un accdiente de tráfico, te quedarás ciego, y que si tienes un bajo nivel de neurotransmisores, probablemente tu sistema nervioso no funcionará como debiera. Sinceramente, es mucho más facil pensar, que la mente es un subproducto de energía despedido por la actividad cerebral , que pensar que es una especie de ente que entra en nuestro cerebro a través de la glándula pienal, como cierto filósofo afirmaba.